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EL ENANO DE MARGAT
-Esta ya la vi -comentó Arquímedes por lo bajo, desde su habitual mesa del fondo.
El Bebe, que no entendía casi nada, asentía casi todo y hacía los mandados para Estumino, movió la cabeza cómo sólo sabía hacerlo: afirmativamente. Paco, el mozo de siempre, hojeaba el suplemento deportivo de El País.